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domingo, 27 de agosto de 2017

PRIMER AÑO



Hay otros que no son yo.

Este descubrimiento primordial es el punto de la partida de la personalidad y de la consciencia del ser. Antes de que se produzca, el ser humano, que nace frágil e indefenso como ningún otro ser vivo de la Tierra, es incapaz de diferenciar su rostro del de su madre. Y sin embargo, en ese periodo se ponen los cimientos de la existencia entera: se sobrevivirá porque se recibió cuidado; se amará porque se fue amado. El bebé conocerá rostros y objetos nuevos y aprenderá a manejarse ante ellos. El paso decisivo será comprender que hay otros, que existen incluso cuando no los necesito ni los veo.

El primer año de vida de un niño es testigo de una relación esencial: la de la madre con el hijo. Desde el primer momento se establece una comunicación misteriosa entre estos dos compañeros desiguales: un nexo que permitirá a la madre percibir y adivinar las necesidades, emociones y tensiones de su hijo, y al niño registrar todos los movimientos afectivos-conscientes e inconscientes- de su madre, frente a los que ensayará sus reacciones. Y si ella- la figura amorosa- no está presente, habrá para siempre un hueco en mitad del corazón.

En estos primeros pasos de la infancia se afianzan los cimientos de la personalidad. Aun cuando parece que el pequeño ser indefenso no se entera de nada, la actitud afectiva positiva - el amor- obtendrá como resultado un fondo de seguridad y autoestima sobre el que se edificará la vida entera. O, por el contrario, el desamor producirá un sentimiento de inferioridad, una necesidad de reclamar y recibir atención, que marcará la vida afectiva para siempre.

Este primer año de vida inaugura también el milagro de la comunicación humana a través del lenguaje. Y forma parte de este proceso el reconocimiento de la palabra no, que se escuchará y empleará todos los días de la vida. Esta palabra, bien dosificada y acompañada de amor, constituye un instrumento educativo básico para los padres, y uno de los elementos fundamentales en el proceso de maduración de los hijos. 

Ve surgir también la imitación y la identificación: dos facultades de la inteligencia llenas de posibilidades. Imitar permitirá hablar, aprender, tener amigos, moverse en el medio social. Identificarse con el adulto y con otros niños favorecerá el crecimiento y maduración de la personalidad. Ambas serán imprescindibles para todos los aprendizajes intelectuales y sociales.

Dicen los psicoanalistas que ese primer año se encuentra vivo y presente en los cimientos de nuestra mente. Podría ser. Lo que hagamos con el niño es lo que quedará en él.


Un año, un año solamente, y tanta influencia en la vida. Ojalá quienes tengan el privilegio de protagonizarlo ante un hijo valoren el tesoro que la vida ha puesto en sus manos.

2 comentarios:

  1. Hola Carmen ¿que libro tuyo han citado esta mañana en TVE? Mi madre no ha podido captar el título...
    bbcampo@hotmail.com

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  2. Hola Carmen ¿que libro tuyo han citado esta mañana en rtve? Mi madre me lo ha preguntado porque no se acuerda del título.ñ.

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