Una asamblea formada por todos los
niños del mundo ha escrito un diccionario con la esperanza de que sea
consultado por sus padres. Extraemos de él, tomados al azar, algunos breves
ejemplos.
CASTIGADO: El castigo tiene que servirme para
algo porque no es un fin sino un medio. Mostradme
las consecuencias reales de mis actos, permitidme que con el castigo aporte
algo a la convivencia familiar, que no sea solo una retirada de privilegios.
Tened cuidado con las culpas, las amenazas y las ofensas; con las
comparaciones, los sarcasmos y las etiquetas. No me castiguéis para reprimir,
sino para que mi comportamiento se modifique y mejore. No me castiguéis por la
historia de nuestra vida. Dejadme un espacio para mostraros que puedo cambiar
de actitud.
CONFÍO EN TI: Palabras mágicas. Dadme oportunidades para que consiga
algún éxito real, que es la única manera de generar expectativas positivas. En definitiva,
dejadme ir alcanzando retos. Dejadme demostraros cosas.
CUENTO: Contadme cuentos, leyendas, historias
de nuestra familia en el pasado. Contar, leer, escuchar, inventar cuentos es
uno de los grandes privilegios de la infancia. Compartidlo conmigo.
TE QUIERO: Nunca tengo bastante. Me gusta saber
cuánto me queréis. Por cierto, ¿os habéis parado a pensar cuánto os quiero yo?
¿Cuánto os necesito?
TODOS: La familia es solidaridad y afecto.
Hacedme saber que en la familia no existe el “uno para todos y todos para uno”
sino el “todos para todos”.
SÍ/ NO: Las palabras que quiero escuchar
cuando toque. Pase lo que pase, no me digáis sí cuando tengáis que decir no. Y
al revés, tampoco. Todo lo que atente contra mi seguridad física y mental o la de
otras personas, y contra los valores de la familia, es un límite infranqueable.
Todo lo demás es negociable. Por favor, padre, madre, ordenad bien vuestra
escala de valores.
SILENCIO: Nunca
VALORES: El modo de empleo de la vida.
Orientadme con vuestro ejemplo. Os estoy mirando. Haré lo que hagáis. Siempre.
YO: Dejadme ser protagonista de algo. Por
favor, diferenciadme de mis hermanos. Escuchad mis opiniones, respetad que pueda
tomar por mí mismo algunas decisiones. Yo soy único.
Si los niños
del mundo pudieran escribir un diccionario de la educación, pondrían en él
cosas como estas.
No puede haber nada que nos preocupe más que la infancia.
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