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Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



sábado, 2 de abril de 2016

ÁFRICA

 
 
 
Mama Lususu- la de piel hermosa- sale a la puerta de su casa vestida con sus mejores galas porque es un día de fiesta. Tiene cincuenta años. El hambre la ha encogido como a un gorrioncito viejo y la sed ha cavado profundos surcos en su rostro, pero es una mujer muy fuerte  y sobrepasa ya la esperanza de vida de sus vecinas. Como ella dice con gracia: “Después de escalar una gran colina, uno se encuentra solo con que hay más colinas que escalar”.

Mama Lususu ha criado muchos hijos aunque más fueron los que perdió. Se jugó la vida en los partos pero también en los caminos cuando iba a buscar alimento y agua para ellos. Aún así, piensa: “Si yo tuviera el tiempo en mis manos haría lo mismo otra vez. Lo mismo que haría cualquier persona que se atreva a llamarse a sí misma persona.”

Ella sabe mucho de alegrías y de penas, de acompañamiento y soledad, de vida y de muerte. A sus hijos e hijas suele aconsejarles diciendo: "La mayor gloria no es caer, sino levantarse siempre”.

Por supuesto, Mama Lususu es analfabeta. Y el caso es que le hubiera gustado mucho saber leer y escribir; hubiera sido todo muy diferente para ella. Como bien dice: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

De niña conoció los campos de refugiados, dos de sus hijos murieron de hambre, otros dos de enfermedades curables, los guerrilleros asolaron su aldea, violaron a sus hermanas, pero ahora que ya es anciana, Mama Lususu ha aprendido a recrearse en la blancura de sus gallinas y a erguir la cabeza bajo su tocado de viuda. Es una mujer libre. “Porque ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas, sino vivir en una forma que respete y mejore la libertad de los demás”.

Hay algunas cosas que Mama Lususu detesta. Una de ellas es la corrupción del gobierno de su país, que con el apoyo interesado de los ricos del mundo mantiene al pueblo en la miseria. Una vez escuchó algo que no ha olvidado y con lo que está de acuerdo: “Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo”

Esta mañana, el sol implacable susurra a Mama Lususu que, a pesar de su fortaleza, el final de su vida ya está cerca. Ella quisiera recibirlo tal como está ahora, erguida y serena. A Mama Lususu no le da miedo. “La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber, puede descansar en paz.”

Mama Lususu es Ruanda, Uganda, Somalia, Mozambique, Senegal, el Magreb, África.

Todas las frases entrecomilladas son citas literales de Nelson Mandela. África, que debería ser el faro del mundo, llama a nuestras puertas desbordándose ya en millares de seres dolientes. Nos pide explicaciones sobre nuestro abandono y nuestra indiferencia. ¿Qué podremos responder?

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