En 1940 los padres de Lola decidieron educarla en casa. La niña, que recibía clases de piano y cultura general, descubrió pronto que era fácil escaparse porque las sesiones comenzaban cuando ella estuviese dispuesta. Luego quiso iniciar el bachillerato pero el instituto fue un contraste tan brusco que desembocó en fracaso.
Lola es mi madre. Sé que guarda resentimiento por las puertas que sus padres le cerraron, por los aprendizajes sociales que hubiera necesitado, y por la burbuja irreal que le deparó después tantos encontronazos con la vida.
Yo soy maestra, amo todo lo que la escuela puede hacer y necesito a la familia. Esa persona que entra en clase cada mañana nos necesita a ambos- familia y escuela- en perfecto equilibrio y respeto.
Artículo escrito para el periódico El Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario