BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



miércoles, 11 de junio de 2014

SINDICATOS

 

Foto: mis compañeros de ANPE Las Palmas han llamado con mi nombre a su sala de formación. Es uno de los mayores regalos que he recibido.


Durante un buen número de años, he formado parte de los órganos de gobierno del sindicato ANPE. Los cuatro últimos, como vicepresidenta de la organización. En este tiempo he tenido el honor de representar a decenas de miles de docentes – los que confían en ANPE- ante la administración educativa y en los medios de comunicación. Algunas veces, al defender las condiciones laborales frente a los recortes, y la dignidad de la docencia frente a declaraciones hostiles de políticos y tertulianos, he comprendido que representaba al profesorado de la enseñanza pública en su totalidad. La responsabilidad me parecía enorme y a la vez profundamente motivadora.

Mi primera actuación sindical fue luchar, con otros representantes del profesorado, porque se mantuviera abierto el CEPA de Hortaleza. Y ahí sigue, iluminando el barrio. Desde entonces, y en el marco del trabajo sindical, he estudiado las normas y leyes educativas, desmenuzándolas para presentar, junto con el resto de mis compañeros de ANPE, propuestas de mejora ante la administración y en los foros de representatividad. He estado en la primera fila de innumerables manifestaciones de protesta. He tenido la satisfacción de ver cómo se lograban – después de semanas de negociación- acuerdos que mejoraban las condiciones del profesorado; de conseguir que se pusieran o quitaran frases en normativas, algo a primera vista simple pero que suponía una diferencia enorme en el resultado de las mismas. Al igual que mis compañeros de ANPE de toda España, me he dedicado a atender a profesores, a orientarles en el laberinto administrativo. Les he acompañado en sus actos de adjudicación de vacantes, en sus problemas, ante la Inspección, en homenajes por la jubilación… Estuve presente el día que nació el Defensor del Profesor y sentí la emoción de conectar con una necesidad real de los claustros. Di la cara por la autoridad docente y la mejora de la convivencia escolar, banderas de ANPE, y a estas alturas ya nadie las discute. Participé de la esperanza ante aquel Pacto de Estado por la Educación que tuvimos en la punta de los dedos y en estos últimos años he vivido la desesperación de ver cerrados los cauces de diálogo, de perder sueldos, derechos y tantas otras cosas. Por supuesto, he participado de los debates internos en ANPE, en busca siempre del equilibrio y la coherencia en las actuaciones; de la independencia como condición esencial. He sido, por tanto, algo profundamente incomprendido y denostado. He sido liberada sindical.

Pero, al igual que todos los delegados de ANPE, soy profesora de la enseñanza pública. Me llega el momento, libre y vital, de regresar al aula. Esta decisión, que me devuelve al origen de mi vocación, cierra un periodo fructífero de mi vida. Por eso, después de haber defendido a la enseñanza pública y sus docentes con todas mis fuerzas, quiero defender, por una vez, a los representantes sindicales. Sigo el consejo de una compañera de otro sindicato que me decía hace pocos días: no te vayas sin hablar de nosotros. Y “nosotros” son todos los sindicatos de educación, para los que guardo un enorme respeto.

La representación de los trabajadores a través de sindicatos es una pieza fundamental de la configuración democrática, y esta condición no puede olvidarse ni siquiera en un momento de descrédito general de las instituciones. Los sindicatos de educación constituyen el único cauce formal de representación de un importantísimo colectivo profesional. Son una voz elegida a través del voto directo, respaldada por la afiliación, que actúa como contrapunto ante el legislador y le recuerda la necesidad de escuchar con atención a los profesores, actores principales del proceso educativo. Esta responsabilidad que asumen los representantes sindicales se lleva a cabo desde posiciones distintas, como corresponde a la libertad democrática, pero siempre con seriedad. Dentro de los sindicatos se trabaja a tiempo completo y se realiza un esfuerzo considerable de servicio que consiguió mejoras importantísimas durante treinta años y está preparada para luchar por ellas otra vez.

Desafortunadamente, en nuestro país no existe una cultura de la sindicación como en otras democracias más veteranas, en las cuales elegir a los representantes forma parte imprescindible de la actividad laboral. Pero no deberíamos olvidar que cuando la administración presenta sus iniciativas frente a organizaciones respaldadas por cientos de miles de trabajadores, se ve obligada a actuar con más cautela, con más respeto. Y ese equilibrio es la aportación de los sindicatos a la sociedad democrática.

Pronto volverán a celebrarse elecciones sindicales en la enseñanza pública. Es importante participar en ellas, otorgar solidez a los delegados que van a representarnos ante la administración. Cuantos más votos, más alta es la voz, más sólida es la fuerza. La abstención, la indiferencia, nos perjudican a todos.

A partir del mes de septiembre seré maestra en un colegio público. Una maestra sindicada. Y desde la satisfacción de reconocer un abanico democrático de posibilidades, votaré a ANPE. Sé que mis compañeros continuarán esforzándose por la independencia, por la coherencia. Sé que me van a informar, me van a defender, van a llevar mi voz a todos los foros, a todos los despachos. De antemano les doy las gracias.

2 comentarios:

  1. Fco. Javier Repilado12 de junio de 2014, 1:51

    Saludos Carmen y mis mejores deseos en esta etapa que retomas. Personalmente creo que has dignificado la labor sindical y he tenido ocasión de comprobarlo ante determinadas situaciones en las que, como sabes, no han faltado mis críticas hacia quienes como tú misma decías "no han estado a la altura de las circunstancias". Te conocí como Secretaria de Comunicación de ANPE y espero seguir contando con tu amistad como Maestra, lo que nunca has dejado de ser.
    Un fuerte abrazo,

    Fco. Javier Repilado

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Javier. Para mí, lo mejor del trabajo sindical de estos años ha sido esa posibilidad de conocer profesores, gente implicada, vocacional, seria, como tú. No soy la misma maestra que dejó las aulas hace unos años, he aprendido muchísimo, de la educación y de vosotros.
    No perderemos el contacto. Gracias por seguir el blog.
    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar