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sábado, 19 de octubre de 2013

Ullate ha coreografiado el monólogo de Segismundo en el espectáculo Bolero, Seguiriya, Tres, Aprés toi.




He tenido la oportunidad de asistir al estreno de Bolero/ Seguiriya/Tres/ Aprés Toi del Ballet Víctor Ullate en los Teatros del Canal y de encontrar en la butaca de al lado al profesor José Antonio Marina.

Marina disfrutó intensamente con las obras. Le fascinaron el ritmo y la coordinación de Seguiriya, una obra coral donde está el mejor Ullate; la espectacularidad de Tres y Bolero pero sobre todo Aprés Toi.

Aprés Toi es un solo para bailarín con la música del Alegretto de la Séptima Sinfonía de Beethoven. Ullate lo creó días después de la muerte de su maestro Maurice Béjart y en los Teatros del Canal lo interpreta el genial bailarín Dorian Acosta. Pues bien, José Antonio Marina me dijo que Víctor Ullate había conseguido algo imposible: coreografiar el primer monólogo de Segismundo en La vida es sueño de Calderón.

Os animo a vivir una experiencia extraordinaria: sumergirse en el ritmo obsesivo de la Seguiriya y en la sensualidad del Bolero, sufrir un poco con el triángulo amoroso de Tres y asombrarse con el retrato que ha hecho Ullate de la soledad esencial de los seres humanos, y de su deseo de libertad. Es maravilloso reconocer en esta obra maestra la vibración de los grandes temas calderonianos.

Está solamente hasta en 3 de noviembre en los Teatros del Canal de Madrid. Seguramente girará por toda España. Ya ha triunfado en Barcelona y en Palma de Mallorca.

Para facilitar la experiencia reproduzco el monólogo de Segismundo:
¡Ay mísero de mí...!
[Soliloquio: Fragmento de La vida es sueño]
Pedro Calderón de la Barca
¡Ay mísero de mí,  ay, infelice!  Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
(gracias al docto pincel),
cuando, atrevida y cruel
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas, bajel de escamas,
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón,
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

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