BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



martes, 24 de diciembre de 2013

El maestro, con su sola presencia




"Supe que el maestro, con su sola presencia, era capaz de sacar de mí todas las potencialidades que había escondidas".

Así termina Evgeny Kissin su evocación del concierto que interpretó a los dieciséis años con Herbert Von Karajan y la Filarmónica de Berlín. Fue el último que dirigió Karajan antes de morir, y el primero de un muchacho que se convirtió en estrella.  Está considerado uno de los mejores momentos de la historia de la música pero en realidad es simplemente un encuentro entre generaciones y habla de educación. Este concierto nos dice:  educar es pasar un legado.

Espero que sirva como pequeño regalo de Navidad para todos los educadores, maestros y profesores.
Con mis mejores deseos en estos días santos y siempre.

Carmen

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los muros


 

El 7 de septiembre de 1982, cuando acababa de cumplir veintidós años, a Manuela Pinto le dijo el doctor que nunca podría tener hijos. No sé qué malformación…  El caso es que no había más solución que una operación bastante seria seguida de un tratamiento químico. Manuela acababa de casarse, había soñado siempre con ser madre y lloró desconsolada la pérdida de sus sueños. El médico le entregó al salir un informe en el que había escrito con enormes letras picudas: Manuela Pinto, estéril.

El 7 de septiembre de 1982, cuando acababa de cumplir veintidós años, Ilse Heeger vio cómo un joven intentaba saltar el muro que separaba en dos la ciudad de Berlín. Se llamaba Klaus, era dependiente de una farmacia y ella lo conocía de toda la vida.  Ilse pasaba por allí y presenció la ráfaga de disparos. Instintivamente corrió hacia el muchacho que estaba tendido en la acera, acribillado. Un policía de la Stasi la llevó a comisaría, donde la interrogaron.  Entonces fue cuando Ilse comprendió que  aquel muro que dividía su ciudad la había encerrado en una cárcel.  

Aquella misma tarde, Manuela Pinto se enjugó las lágrimas y se dijo a sí misma: Yo tendré hijos.

Cuando Ilse Heeger llegó a casa controló su temor y se dijo a sí misma: Yo tendré libertad.

Manuela Pinto convirtió su propósito en un manantial de esperanza.  Durante siete años pasó por  operaciones y  tratamientos. Consiguió quedarse embarazada y perdió el embrión a las pocas semanas. Lo volvió a conseguir pero solamente pudo gestarlo durante tres meses. Sin embargo sabía que estaba cada vez más cerca de su hijo. Tenía fe. Se acostumbró a levantarse después de las caídas.

Ilse Heeger convirtió su propósito en un manantial de esperanza. Durante siete años se reunió en la clandestinidad con los activistas que luchaban contra la tiranía. Uno tras otro los vio caer. Sin embargo, por cada compañero muerto junto al muro, diez más se unían a la lucha. Sabían que estaban cada vez más cerca de la libertad. Tenían fe. Se acostumbraron a levantarse después de las caídas.

El 9 de noviembre de 1989 nació el primer hijo de Manuela Pinto. Un varón precioso y sano.  Desde aquel día ella supo que la voluntad humana puede más que el destino.

El 9 de noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín. Ilse Heeger supo desde aquel día que la voluntad humana puede más que cualquier tirano.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Diez páginas imprescindibles para estudiar matemáticas en Primaria




En este enlace que corresponde a la revista Educación 3.0 se encuentra una información interesante sobre las páginas web que mejor ayudan a abordar la enseñanza de las matemáticas en la Enseñanza Primaria.
Espero que os resulten útiles.

http://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/10-paginas-imprescindibles-para-estudiar-matematicas-en-primaria/

sábado, 19 de octubre de 2013

Ullate ha coreografiado el monólogo de Segismundo en el espectáculo Bolero, Seguiriya, Tres, Aprés toi.




He tenido la oportunidad de asistir al estreno de Bolero/ Seguiriya/Tres/ Aprés Toi del Ballet Víctor Ullate en los Teatros del Canal y de encontrar en la butaca de al lado al profesor José Antonio Marina.

Marina disfrutó intensamente con las obras. Le fascinaron el ritmo y la coordinación de Seguiriya, una obra coral donde está el mejor Ullate; la espectacularidad de Tres y Bolero pero sobre todo Aprés Toi.

Aprés Toi es un solo para bailarín con la música del Alegretto de la Séptima Sinfonía de Beethoven. Ullate lo creó días después de la muerte de su maestro Maurice Béjart y en los Teatros del Canal lo interpreta el genial bailarín Dorian Acosta. Pues bien, José Antonio Marina me dijo que Víctor Ullate había conseguido algo imposible: coreografiar el primer monólogo de Segismundo en La vida es sueño de Calderón.

Os animo a vivir una experiencia extraordinaria: sumergirse en el ritmo obsesivo de la Seguiriya y en la sensualidad del Bolero, sufrir un poco con el triángulo amoroso de Tres y asombrarse con el retrato que ha hecho Ullate de la soledad esencial de los seres humanos, y de su deseo de libertad. Es maravilloso reconocer en esta obra maestra la vibración de los grandes temas calderonianos.

Está solamente hasta en 3 de noviembre en los Teatros del Canal de Madrid. Seguramente girará por toda España. Ya ha triunfado en Barcelona y en Palma de Mallorca.

Para facilitar la experiencia reproduzco el monólogo de Segismundo:
¡Ay mísero de mí...!
[Soliloquio: Fragmento de La vida es sueño]
Pedro Calderón de la Barca
¡Ay mísero de mí,  ay, infelice!  Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
(gracias al docto pincel),
cuando, atrevida y cruel
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas, bajel de escamas,
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón,
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

martes, 15 de octubre de 2013

Panorama (atónito) de la educación 2013



La Real Academia define panorama como “paisaje muy dilatado que se contempla desde un punto de observación.” En la certeza de que describo un terreno enorme y voy a generalizar, esto es lo que veo desde mi observatorio.


El conflicto en las Islas Baleares ha retratado como una pintura expresionista la situación de la política educativa en España. Allí han entrado en liza, por una parte, un gobierno que mantiene vigente un decreto de enorme complejidad práctica contra la mayoría de las opiniones, incluida la del poder judicial. Por la otra, una comunidad educativa tan enfadada como para situarse al borde de atentar contra el derecho a la educación. Es un asunto muy serio y tan grave que no admite lecturas simplistas.

Uno de los grandes lastres de nuestro país es el cortoplacismo de la política educativa. Cada norma, cada ley de educación se circunscribe al periodo de gobierno del partido de turno. La prioridad parece ser la aplicación de la ideología entendida como una marca de clan, a la que se opone por sistema el clan de enfrente para imponer la suya cuando le toque. La justificación suele ser porque lo digo yo. De ahí el desprecio a los dictámenes de los órganos consultivos y de representación. Por ejemplo en el proceso de elaboración de la LOMCE – que es el paradigma de los errores políticos en educación- el Consejo de Estado, el Consejo Escolar y organizaciones del profesorado aportaron propuestas valiosas que contaban con amplio consenso. Se han ignorado aunque habrían mejorado el articulado de la ley y aumentado su apoyo social. Ahora la reforma ha nacido herida de muerte pero eso no importa.

Creer que las ideologías deben dictar las decisiones en educación es un residuo del convulso siglo XX. En un país democrático occidental, tecnologizado e inserto en la globalización, el núcleo de las ideologías políticas está en el respeto a los derechos y el cumplimiento de los deberes de ciudadanía. En este sentido, y salvo matices culturales, España no se distingue de Finlandia sean cuales sean las siglas que gobiernen. Aquí como allí, la gente necesita educación para manejarse en el complejo mundo actual, conocer la naturaleza y la cultura, respetar los derechos de todos, cumplir con las obligaciones, conseguir un trabajo digno y valorar el tesoro que es la democracia. Y si esto es así, ¿a qué viene entonces tanto peso ideológico en nuestras leyes? ¿Cómo es posible que los políticos españoles no sean capaces de pactar un mínimo de medidas para combatir el fracaso escolar y garantizar la igualdad de oportunidades? Nuestra política necesita metas a largo plazo, planes que pasarse de unos gobiernos a otros. Nos falta la visión de un futuro mejor para todos y nos sobra el interés por mantener el statu quo presente.

Por otra parte, los legisladores parecen no entender la complejidad de la educación. Educar es hacer avanzar una ciencia, desarrollar un arte. Es un asunto tan imbricado en los proyectos personales, con una relevancia tan extraordinaria para la sociedad que no se puede administrar sin tener en cuenta a sus agentes. La calidad de la educación es, ante todo, la elección ética de un docente y de un claustro. Y luego – bastante más tarde- puede ser también un texto publicado en el BOE. Por eso el legislador no debe creerse omnipotente y con frecuencia lo mejor que puede hacer es desregular, apoyar las iniciativas de los docentes e incentivar sus esfuerzos. Exactamente lo contrario a las posiciones inflexibles, la desconfianza y la deslealtad institucional con que a veces se trata al profesorado.

La docencia es hoy una profesión indignada por la gestión de la política educativa. Si en el aula cada profesor trabaja como siempre, afrontando retos enormes, los claustros están en muchos casos crispados por las dificultades, los recortes y la falta de reconocimiento. Hay un profundo malestar por la politización que ya contamina las reuniones docentes. Como colectivo en general, el profesorado está al borde de la desmotivación, maltratado por la pérdida de derechos laborales, y humillado por la desconfianza en su profesionalidad. Por tanto es altamente inflamable y puede mostrarse vulnerable ante la demagogia.

Y frente a nosotros están los alumnos y sus familias, a la expectativa y en un momento clave. La educación vuelve a ser un factor de movilidad social. Se ha convertido en la gran alternativa al desempleo, hay un interés insólito por lo educativo, se matriculan más alumnos que nunca en la enseñanza pública y esta se encuentra con la ocasión de mostrar su calidad. En este marco es la propia sociedad quien está diciendo claramente: “La educación importa. Tratarla con irresponsabilidad es un grave error.”
Según el ejemplo balear también nos están diciendo que si se les obliga a elegir, van a ponerse del lado de los maestros.
Conviene tomar nota.

 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

No sobran profesores




Según Schleicher, la mejora requiere invertir más, no sólo dinero, sino también expectativas y aspiraciones de todos: profesores, padres y del sistema
(20minutos.es, 15 de febrero de 2011)

¿Cómo se explica que el mismo experto que hoy justifica los recortes hablara de invertir más, y no solo en dinero sino en las aspiraciones de los docentes hace apenas dos años?


El director del Programa Pisa, en el marco de unas declaraciones que imagino bienintencionadas, da alas a los recortes que están castigando al profesorado español empleando datos mal interpretados de las estadísticas. Así desliza la afirmación de que hay demasiados profesores en las aulas españolas. Tal vez convenga recordarle que en nuestro país han perdido su puesto de trabajo cincuenta mil docentes desde el año 2011. Es asombroso que un experto internacional justifique la política de recortes que castiga a la educación española, cuando en años anteriores hemos escuchado a este mismo experto defender la inversión educativa.


En España no sobran profesores, lo que sobran son ataques injustificados y falta de reconocimiento social a la labor educativa. Lo sustancial es que el profesorado esté motivado e incentivado, que se le considere parte del sistema y que intervenga, como profesional experto que es, en el diseño del sistema educativo. Según la OCDE los profesores españoles trabajan más que los europeos y son los únicos que han visto reducir su sueldo en estos últimos años.

Por otra parte, el número de profesores debe considerarse como ratio profesor- aula y no puede mezclarse en un todo. Debemos exigir que las declaraciones sobre el sistema educativo partan de estudios que tengan en cuenta la realidad demográfica de España, la dispersión de la población en numerosas zonas y la heterogeneidad de nuestra sociedad.


Necesitamos un modelo de educación de calidad para todos, que tenga en cuenta la diversidad, atienda a  particularidades de los alumnos y no deje escapar a ningún alumno de la red educativa al tiempo que corrija las cifras de fracaso y abandono escolar. Eso requiere una amplia plantilla de docentes. La propia LOMCE establece medidas de calidad relativas a las TIC, los idiomas y la atención individualizada que no pueden llevarse a efecto sin un número suficiente de profesores en las aulas. Todo ello, unido a la necesidad de convertir la docencia en una profesión dignificada, reconocida y valorada socialmente demanda una potente inversión.


Otro punto de las declaraciones del experto en PISA presenta las retribuciones de los docentes españoles falseando notablemente la realidad. Según el informe OCDE, la retribución media inicial de un maestro de Primaria, computando las "pagas extras" suponía en 2009 un total de 27.400 euros anuales, que equivalen a 35.894 dólares. Sin embargo, para la OCDE este salario inicial ascendía a 40.896 dólares anuales, un 14% más que la realidad. Estos mismos errores de cálculo se repiten en los cuadros de retribuciones del profesorado de enseñanza secundaria y en el cálculo de los salarios máximos.  


La propia OCDE reconoce que aunque el salario de los docentes españoles en sus primeros años de desempeño profesional es similar a la media de la OCDE y la UE,  transcurridos 15 años de trabajo se reducen las diferencias de los salarios medios entre España, OCDE y UE, y se necesitan más años de vida profesional para alcanzar el salario máximo. Además, el crecimiento de los salarios docentes ha sido, evidentemente, muy inferior al de la media de la OCDE por los drásticos recortes. El profesorado ha perdido en España una media del 20% de retribuciones desde el año 2010 en adelante.


Debemos contar con el número amplio de profesores que requiere una enseñanza de calidad y debemos aumentar la inversión en Educación avisando. La comisaria europea Andrea Vassiliou, que será experta también, ha avisado ya de que los recortes en Educación amenazan gravemente el crecimiento y la competitividad.



                                                                                                          

lunes, 2 de septiembre de 2013

JOVENES Y SOBRADAMENTE PREPARADOS



Androula Vassiliou, comisaria europea de Educación, realiza un diagnóstico sobre algunos de los problemas actuales de la educación en una estupenda entrevista para el Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados, en la que denuncia la “falta de visión” de algunos gobiernos europeos con respecto a las políticas del profesorado. 

Quisiera detenerme especialmente en un punto concreto de su reflexión.

Vassiliou afirma: “Los Estados miembros de la UE pronto tendrán que contratar profesores en todas las materias para colmar el vacío que ha dejado y dejará la oleada de jubilaciones de profesores (…) Es importante hacer atractiva la carrera docente para poder contratar a los mejores candidatos y estimular a las personas a escoger la profesión, una práctica que no siempre cumplen los Estados. Además será cada vez más necesario persuadir a los docentes experimentados de que permanezcan en la profesión en vez de jubilarse, y esos docentes puede que necesiten apoyos suplementarios.”

Vamos a acercarnos un poco más a algunas palabras de la comisaria europea:

Contratar profesores en todas las materias.

En el Estado miembro de la UE que mejor conozco, se han perdido en los últimos años más de cincuenta mil puestos de trabajo docente y se han dejado de ofertar más de veintidós mil plazas de funcionarios en las oposiciones. Son cifras que lesionan la estabilidad de las plantillas, la renovación de los efectivos y las medidas de calidad que el propio Gobierno propone en la LOMCE.  Idiomas, TIC, atención individualizada…, no son más que palabras si no hay suficientes profesores.  

Un estudio realizado por ANPE durante el curso pasado estimó en 22637 las plazas del cuerpo de Maestros que hubieran debido ofertarse en las oposiciones 2013 en las comunidades autónomas. El estudio no consideraba las de los cuerpos de Secundaria, cuya oferta de empleo se convocará en 2014. Tampoco estaban incluidas las vacantes de las jubilaciones, por lo que la estimación era a la baja.

El funcionario no es más caro que el interino pero sí más estable. Parece demostrado ya que la disminución de oferta de empleo escondía el despido de profesores. Los interinos son hoy un colectivo más vulnerable que nunca, amenazado por la supresión de sus puestos de trabajo y por la privatización.  

Cuando se tiene constancia de un aumento muy notable de alumnado en la enseñanza pública, no debe agravarse la falta de visión política. Los agentes del sistema educativo-  profesores y alumnos- no pueden ser invisibles para quienes administran lo público. El Ministerio debe permitir la superación de la tasa de reposición en las comunidades autónomas. Hay que recuperar profesorado. Esta situación dramática debe terminar.


Hacer atractiva la carrera docente para poder contratar a los mejores candidatos y estimular a las personas a escoger la profesión.


Para construir la casa desde los cimientos, el primer elemento de la reforma educativa  hubiera debido ser la política del profesorado. Empezando por el principio.
A día de hoy sigue siendo necesario repensar la formación inicial de los docentes. Está poco ajustado a la realidad de las aulas y a las necesidades de innovación. Por supuesto la titulación de Grado en el Magisterio es un avance, pero pierde valor si solo sirve para repetir las mismas cosas que se hacían antes. Por su parte el máster de Secundaria parece una oportunidad perdida. El diseño de estos estudios está resultando improvisado, poco innovador, sujeto en exceso a la autonomía universitaria de manera que existen desigualdades enormes entre las facultades de Educación. Es un hecho que el máster actual no parece responder a las necesidades didácticas, pedagógicas y de práctica docente de los futuros profesores.

En estos momentos, una comunidad autónoma anuncia cambios en el diseño de la formación inicial. Espero que no se limiten a aumentar los contenidos teóricos. No se trata solo de que el futuro maestro aumente sus conocimientos sobre las materias, puesto que estos conocimientos deben suponerse – o comprobarse previamente-  en los aspirantes a la docencia. La idea debe ser que profundice en la didáctica de todas las materias y por tanto domine la manera más efectiva y motivadora de enseñarlas. En este sentido un  estudiante de Magisterio nos podría decir: “Ya conozco la tabla de multiplicar. Enséñame a enseñarla empleando medios nuevos, con las tecnologías de última generación, en inglés… Conviérteme en un experto en enseñanza de la lectoescritura. Aumenta mi periodo de prácticas para que pueda poner a prueba mi vocación. ”

Si sirve mi experiencia personal, cuando yo terminé la carrera de Magisterio, hace ya más de treinta años, dominaba todos los pormenores de la Revolución francesa por el enorme peso de la asignatura de Historia en el currículo de mi especialidad. El primer día de clase me di cuenta con espanto de que no sabía enseñar a leer. Tuve que matricularme aquella misma tarde en un curso de formación. No parece que hayamos cambiado mucho. Si lo hemos hecho, no retrocedamos.

Una vez definida la formación inicial, debería establecerse un nuevo sistema de acceso a la función docente. El actual está demasiado condicionado por la transitoriedad, anticuado. Es preciso que quede insertado en una norma básica de carácter estatal, que contemple un periodo amplio de práctica docente previa a la condición funcionarial y que no se vea interferido por la baja tasa de reposición de efectivos, es decir que no se convierta en un freno para el acceso de los más motivados por la tarea educativa. Este freno virtual se ha apreciado ya con la bajada del número de candidatos en las oposiciones. Cunde el desánimo sobre la profesión docente. Entre los despidos de quienes tienen experiencia y las puertas cerradas para los que necesitan una primera oportunidad estamos perdiendo grandes vocaciones en una labor que las necesita imperiosamente.

Por su parte, la carrera profesional sigue ausente. El Estatuto Docente avanza lento pero inseguro. Es imprescindible una norma marco que, desde las particularidades de la docencia, establezca una carrera profesional bien diseñada y con alicientes, que subraye la formación permanente, valore las iniciativas, esté bien retribuida y mejore el reconocimiento social.


Persuadir a los docentes experimentados de que permanezcan en la profesión en vez de jubilarse, y esos docentes puede que necesiten apoyos suplementarios.


Esta frase de Vassiliou se explica por sí sola. Pero, ¿cómo hacerlo en España sin carrera profesional, sin un modelo de autoridad definida, sin reconocimiento social, con algunos gobernantes tachando a los docentes de vagos e ignorantes? ¿Cómo explicarle a una profesora veterana que el retraso en la edad de jubilación no es un drama cuando ve desaparecer los programas de apoyo, las retribuciones y los derechos laborales?

Jóvenes en edad o en espíritu, sobradamente preparados, motivados y resilientes. Así son los docentes de un sistema educativo de éxito. Ninguna mejora podrá hacerse de espaldas a la situación del profesorado. 

jueves, 29 de agosto de 2013

Los gitanos españoles también quieren tener un sueño





Es un honor para mí reproducir esta carta.

Yo también hoy
QUIERO TENER UN SUEÑO



                              

Difícilmente se pueden decir las cosas mejor de cómo las dijo Martín Luther King aquel 28 de agosto de 1963, hace hoy exactamente cincuenta años. Por eso nosotros, los gitanos que nos sentimos vinculados por el ideario de la Unión Romaní, queremos manifestar públicamente que la doctrina marcada por el gran lider en aquel luminoso discurso, es y sigue siendo nuestra principal referencia a la hora de señalar los objetivos y los límites de nuestra lucha. No insistiremos, pues, en reiterar lo que desde hace tantos años también nosotros venimos diciendo y denunciando.

Martin Luther King, que fue Premio de la Paz en 1964, ante la estatua de Abraham Lincoln, y frente a más de 200.000 personas que le escuchaban enfebrecidas, denunció el trato inhumano que los negros recibían por parte de la policía así como la gran injusticia que suponía enfrentarse en los más diversos lugares con el infame letrero “solo para blancos”. Nosotros, como el lider mártir, llevamos diciéndolo también desde hace casi 50 años aunque en escenarios diferentes. Y hoy, como ayer, alargando nuestra mirada a todo el territorio europeo, seguimos afirmando con él que “Ahora es tiempo de subir desde el oscuro y desolado valle de la marginación al soleado sendero de la justicia racial. Ahora es tiempo de alzar a nuestra comunidad desde las arenas movedizas de la injusticia racial a la sólida roca de la fraternidad. Ahora es tiempo de hacer que la justicia sea una realidad para todos los hijos de Dios”.

Los gitanos españoles y gran parte de los gitanos europeos hemos dado pasos importantísimos en la lucha por ser dueños de nuestro destino y administradores de nuestra libertad. Pero aún está casi todo por hacer. Desde la Constitución de 1978 los gitanos gozamos de las garantías que la Carta Magna otorga a todos los españoles y desde que la Unión Europea incorporó en su seno a la inmensa mayoría de los gitanos del continente todos gozamos de la protección que nos brinda el Tratado de Lisboa para la defensa de nuestros derechos ciudadanos.

Sin embargo el reconocimiento de esas garantías no supone su cumplimiento. Bien lo sabemos cuando nos enteramos de las gravísimas agresiones que sufren nuestros hermanos por parte de quienes se consideran guardianes de todas las esencias patrias. Agresiones que por múltiples razones quedan tantas veces sin castigo ni reparación. Hoy, como hace 50 años, nosotros decimos con Luther King que “no estaremos satisfechos hasta que la justicia corra como las aguas y la rectitud como un impetuoso torrente”.

Pero el discurso cuyo aniversario conmemoramos tiene también una parte importantísima de autoimplicación en el proceso de lucha por la conquista y consolidación de nuestros derechos. Debemos, mejor dicho tenemos la obligación de desarmar a quines con razón o sin ella se declaran antigitanos en las tertulias, en las conversaciones familiares o en los espacios de libre acceso que ofrecen los medios de comunicación online. Ignorar lo que se dice de nosotros cada vez que se produce un hecho delictivo en el que aparecen los gitanos es de una supina insensatez. Lo decía el gran lider: “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.

Y llegados a este punto del análisis de la realidad, se impone tener claro cual debe ser el camino a seguir y con que estrategia pensamos librar la última y más decisiva de todas las batallas: responder a los racistas con las mismas armas que ellos utilizan contra nosotros o plantarles cara desde la resistencia inteligente sabiendo que “Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda”.

El 28 de agosto de 1963 Martín Luther King, en la culminación de “La marcha sobre Washintong” dijo que “En el proceso de conseguir nuestro legítimo lugar, no debemos ser culpables de acciones equivocadas. No busquemos saciar nuestra sed de libertad bebiendo de la copa del encarnizamiento y del odio.  Debemos conducir siempre nuestra lucha en el elevado nivel de la dignidad y la disciplina”. Y en este punto precisamente hoy me quiero detener para manifestar desde lo más íntimo de mis sentimientos que yo también tengo un sueño:

Que llegue un día en que los gitanos seamos juzgados por nuestros actos y no por el nombre de nuestra étnia.

Yo también tengo un sueño: que los periodistas cumplan con sus códigos y olviden para siempre la cursilería de escribir “de étnia gitana” para evitar decir, sencilla y llanamente “gitanos”.

Yo también tengo un sueño: Que los periodistas dejen de hacer referencia a la raza, al color o al origen de las personas en contextos peyorativos. Lo dijo Luther King: "Todo lo que afecta a uno directamente, nos afecta a todos indirectamente".

Yo también tengo un sueño: Que llegue cuanto antes el día en que olvidemos esa parte de la vieja Ley Gitana que nos empuja a tomarnos la justicia por nuestra mano. “Guardarnos de la violencia, ya se exprese mediante la lengua, el puño o el corazón”.

Yo también tengo un sueño: que desaparezcan las pistolas y las navajas de allí donde las haya. Hace 50 años lo dijo el lider de la Paz: “La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”.

Yo también tengo un sueño: Que el analfabetismo y la desescolarización sean fulminadas de nuestro entorno. Solo la cultura y la formación hacen libres a los pueblos.

Yo también tengo un sueño: Que desaparezca la mendicidad de las calles de nuestros pueblos y ciudades. Porque somos una minoría visible a nosotros se nos ve más que a los demás.

Yo también tengo un sueño: Que las mujeres gitanas encuentren en el seno de nuestras comunidades el papel que les corresponde como guardianas y mantenedoras de nuestra cultura. Negar a las gitanas el espacio de libertad al que tienen derecho es condenar a nuestro pueblo a la más humillante capitulación.

Yo también tengo un sueño: Que los eternos racistas de siempre sean juzgados con la severidad que proclaman las leyes. Que sepan que sus crímenes no pueden quedar impunes. Y que los jueces no olviden que "La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes".

Yo también tengo un sueño como el de Martin Luther  King: Que mis hijos vivan en un país en el que no sean socialmente juzgados por el color de su piel o por el origen étnico de sus padres sino por su reputación.

                                 
                                Juan de Dios Ramírez-Heredia
                                Abogado
                                Presidente de Unión Romani Española

                                Vicepresidente de Unión Romani Internacional

jueves, 8 de agosto de 2013

Los niños y el accidente de Santiago


 
 
 
 
Han pasado ya quince días desde el terrible accidente del tren Alvia en la curva de Angrois, a las puertas de Santiago. Durante todo este tiempo he tenido presentes a las víctimas y sus familiares, como todos, pero he pensado también en cómo habrán contado el accidente a sus hijos los padres de niños pequeños, y cómo habrán interpretado los niños las imágenes impactantes y las noticias.

 

La enfermedad y la muerte son tan constitutivas de la humanidad como la salud y la vida, sin embargo la educación que nuestros hijos reciben las evita sistemáticamente. Algunas veces, con un mal entendido sentido de la protección, los alejamos demasiado del fallecimiento del abuelo, mientras les permitimos pasar horas y horas matando y viendo morir en la realidad virtual. Sin embargo, por muchas tontas precauciones que tengamos, cuando muere un familiar, o cuando ocurre un accidente tan impactante como este, los niños saben que está pasando algo grave, y necesitan explicaciones sencillas y veraces. Si no las encuentran en casa pueden conformarse con las del amigo sabelotodo o la médium del patio de recreo.

 

Es un grave error hacer ignorar a los hijos la presencia de la muerte, incluyendo la realidad de las condiciones en que se encuentran dos tercios de los habitantes de la tierra, y la existencia del terrorismo y la guerra. No se trata del morbo ni la obsesión, sino de temas que deben formar parte de las conversaciones familiares, cuando surjan.

 

Si alguna vez tenemos que explicar a niños aún pequeños un suceso como el de Angrois, seguramente nos encontremos nosotros mismos abrumados. Pues bien, en un momento así lo mejor es decir la verdad. Podemos reconocer ante ellos que no tenemos explicaciones, que hay circunstancias inesperadas, accidentes, y que lo único que podemos hacer es compartir el dolor, ponernos en la piel de esas familias que vemos llorar en los telediarios porque su dolor es humano y es real. Creo que nuestros hijos agradecen nuestra ayuda para distinguir qué es realidad y qué es ficción entre todo lo que aparece en las pantallas.

 

Un momento álgido como ese precisa de la voluntad de estar a la altura. Para enseñarles a enfrentarse al dolor, sólo nos sirve presentar a nuestros hijos lo mejor de nuestra propia alma: la empatía, la compasión, la trascendencia. Los niños pequeños están mejor preparados que nosotros para entender estos valores. Y la confianza de compartir en familia un momento de dolor crea vínculos que permanecen para siempre. Llorar juntos, rezar juntos por las víctimas del tren, o al menos recogerse un momento para dedicarles un recuerdo, puede ser un momento educativo inigualable.

sábado, 6 de julio de 2013

Vivir

 
Bienaventurado aquel verano de la infancia en que el sol agostaba el campo y nosotros, niños, echábamos la vida a volar. Bienaventurados aquellos amiguitos con los que compartimos las risas, la mirada limpia, el asombro ante el mundo. Bienaventuradas aquellas vacaciones de pueblo, el pan crujiente y los guisos lentos. Bendita sea aquella casa grande de los abuelos, benditos los chichones de la frente y los moratones de las piernas; benditos misterios de brujas y duendes, benditas historias contadas al caer la tarde por los más viejos porque construyeron un eslabón sólido entre nuestra presencia y el mundo que nos esperaba;  benditas alegrías de la niñez que dejaron en nuestra vida el modelo de la más pura felicidad.
Bienaventurada aquella primera maestra, aquel maestro sencillo y sin carisma porque ellos abrieron para nosotros las ventanas del mundo, hicieron brotar nuestra curiosidad y supieron descubrir para qué servíamos
Bienaventurado aquel amor de adolescencia que hizo latir nuestro corazón con toda la fuerza de los dieciséis años, porque nos dejó en el alma la medida de nuestra capacidad para sentir. Benditos sean quienes nos miraron con afecto porque ellos nos permitieron decir “yo”.
Bienaventurados aquellos seres queridos que se fueron antes de tiempo porque ellos nos pusieron de frente ante el misterio de nuestra presencia en el mundo y nos permitieron rezar desde el fondo del alma.
Bienaventurada aquella canción alegre, aquella melodía que nos llegó al corazón. Bienaventurado el bailarín que nos llevó a danzar con él, el actor que nos hizo reír y llorar al compás de su talento. Bendita sea la primera vez que contuvimos el aliento frente a una catedral, una pintura, una escultura, una obra literaria. Bienaventurados los artistas y los sabios que iluminaron nuestra esperanza en todo lo bello que el ser humano puede hacer.
Bienaventurados aquellos que nos hicieron daño con su rencor o su envidia porque el dolor que nos causaron nos ayudó a crecer y a comprender.
Bienaventurado aquel dolor profundo de una ausencia porque nos invitó a unir nuestras lágrimas a todas las de quienes gimen y lloran en este valle, y consiguió que nos sintiéramos hermanos de la humanidad.
Bienaventurado el ayer que nos permitió llegar a hoy; el hoy que nos ha enseñado algo nuevo; bienaventurado el mañana que quizá no veamos, porque él contendrá todo lo que nosotros habremos aportado.
Bienaventurada la vida entera que vinimos aquí a vivir.
                                                                                         Artículo escrito para la revista 21 RS

jueves, 20 de junio de 2013

La alumna del maestro



Nueve minutos de belleza como regalo para esta tarde de junio. Lucía Lacarra, una de las primeras alumnas de Víctor Ullate, baila La Dama de las Camelias.
Ella habló conmigo para el libro "La vida y la danza", que se presenta el martes 25 a las 20 horas en los Teatros del Canal, calle Cea Bermúdez, Madrid.

Así entra Lucía en el libro:


Mientras la compañía madura con cada representación, llega a la escuela una segunda oleada de alumnos. Son muy niños aún, ven a Víctor en El Kiosco al volver del colegio y sienten un amor apasionado por la danza. Esos pequeños se llaman Tamara Rojo, Ruth Miró, Altea Núñez, Elena Travesedo, Ángel Corella, Joaquín De Luz, Carlos López, Carlos Pinillos, Jesús Pastor, Fernando Carrión, José Carlos Blanco, Andrés Pérez, José Martín… Ellos, junto con los más destacados de la primera hora, son los bailarines españoles de la generación de oro, todos sin excepción alumnos de Víctor Ullate.

Lo cogían todo. Eran tan rápidos que la clase parecía un juego. Se esforzaban por ver quién marcaba, quién se ponía delante, quién saltaba o giraba mejor. Yo potenciaba su inteligencia creando constantemente nuevos ejercicios para ellos, de manera que las clases nunca fueran iguales, y disfrutaba como el que más.

Entre los pasos a dos de Arraigo hay uno con gran dificultad técnica y un toque cómico a la vez. Cuando la compañía de Ullate vuelve a Bilbao, se convierte en un flechazo para Lucía Lacarra, una niña de Zumaia.

- El primer espectáculo de danza que vi fue la actuación de la compañía de Víctor Ullate en el teatro Arriaga. Bailaron Arraigo y Amanecer, y lo que más recuerdo es que me parecieron todos fuera de este mundo de maravillosos, y que tuve la carne de gallina durante toda la función. Llegué a casa emborrachada completamente de lo que había visto. Estaba segura de que, al ser del País Vasco y no tener muchas posibilidades allí, si me concedían una beca de estudios yo iba a ir a la escuela de Víctor Ullate.

Lucía baila muy pronto ese paso a dos. Un año después de la función en el Arriaga, consigue la beca de estudios y se incorpora a los cursillos de verano de Ullate. Así entra a la vez en la escuela y en la generación de oro.

- Eran tan famosos los cursillos que éramos como unos ochenta en la clase. Había tanta gente y tanto calor en Madrid que ni siquiera nos veíamos porque el espejo era un vaho completo. Me quedé ya a empezar allí la temporada de estudios y me cambió la vida. Creo que lo que uno aprende desde el principio se queda ya para siempre en su maleta. La base técnica que Víctor me dio… Como maestro no he conocido nunca ninguno mejor, con la pasión que tenía, las ganas de enseñar, de instruirnos, de convertirnos en algo. Lo que nos puso no solo a nivel técnico sino a nivel de disciplina, a nivel de trabajo, esa pasión, esas ganas de superarnos, de pensar que siempre puedes mejorar, sobrepasarte. Yo creo que en ese sentido los bailarines que hemos salido de su escuela somos significativos. Todo el mundo dice que somos extraordinariamente trabajadores, conscientes, disciplinados, y que tenemos esa pasión, esa garra que nos diferencia del resto.

Para Víctor esa pequeña bailarina es también una revelación.

Cuando llegó Lucía yo me enamoré de esa niña. Ella no tenía padre y me consideré como tal porque Lucía era la hija que yo hubiera querido tener. Era trabajadora, lista como un lince, musical… Me entendía la mirada. Para mí ser su maestro fue un regalo de la vida. 

Lucía Lacarra es hoy una estrella internacional que ha ganado el premio Benois entre muchos otros. Ha sido estrella de Roland Petit, de la Ópera de San Francisco y, hoy, de la Ópera de Munich.

Y es que en la Academia de Danza de la calle Doctor Castelo, Víctor Ullate está preparando a ese grupo de jóvenes nacidos a finales de los setenta para hacer algo importante: cambiar la opinión de España sobre el ballet y la del mundo entero sobre los bailarines españoles.

viernes, 14 de junio de 2013

La vida y la danza




El próximo domingo 16 de junio de 12 a 14 horas, Víctor Ullate y yo firmaremos ejemplares de "La vida y la danza, memorias de un bailarín en la caseta 282 de la Feria del Libro.





¡Y el martes 25 de junio a las 20 horas presentaremos por fin el libro en la Sala Verde de los Teatros del Canal! 
Contaremos con la presencia del filósofo José Antonio Marina, el crítico de danza Roger Salas y la actriz Pastora Vega!
Los Teatros del Canal están en la calle Cea Bermúdez, metro Canal. 

Será una alegría contar con vuestra presencia. 

lunes, 10 de junio de 2013

Benigno, el maestro






Una vez tuve el privilegio de pasar una tarde entera hablando con un viejo maestro gallego. Una persona inigualable, de silencios expresivos y de pensamientos que moraban a mil vivencias de profundidad.

Benigno García había dedicado la mitad de su vida a enseñar a leer a adultos, y la otra mitad a enseñar a leer a párvulos. Qué bien le comprendí mientras llamaba abrir los ojos al aprendizaje de la lectura y la escritura, porque se trataba de que él o ella averiguasen su verdad, viviesen la vida que estaba destinada verdaderamente para ellos. No se puede explicar mejor la trascendencia extrema de enseñar a alguien a leer y escribir, que es el gran honor del Magisterio.

Consciente de la importancia de esta tarea, evocaba a Sócrates. El gran filósofo - me explicaba - decía que de su madre, que era partera, había aprendido el oficio del pensamiento. Como la partera, el maestro puede ayudar al alumno a extraer la verdad que contiene dentro de sí. Y esto no es un tópico de la docencia sino una certeza.

En aquella tarde mágica, Benigno me permitió pensar además sobre todas las palabras que enmarcan la tarea educativa. Y es que la relación entre maestro y discípulo es un diálogo, por eso en el principio están siempre, siempre, las palabras.

Por ejemplo, las palabras dormidas que están escritas en los libros esperando a que alguien las descubra mientras se descubre a sí mismo: las palabras de la Ciencia, del Arte, de la Historia, del pensamiento, de la imaginación, de la creatividad del hombre.   
           
O las palabras despiertas. Son las que uno mismo dice o escribe conscientemente, para explicar su verdad. Las que permiten, como decía Benigno, ponerse en contacto con otras personas, o desarrollar un espíritu crítico en vez de tragárselo todo.

Pero hubo muchos más tesoros en la charla con Benigno. Me habló también de las palabras eternas. Son las que definen valores, por ejemplo, abnegación. Este valor le parecía importante. Él creía que un profesor abnegado es aquel que se vuelca con sus alumnos porque las personas le interesan. Me lo explicó estupendamente: Mi trabajo era mi vida y encontraba normal que en ella hubiera momentos de enormes satisfacciones y momentos de rutina. La relación entre los maestros y los alumnos dura mucho y es muy profunda. Él era abnegado sin darse la menor importancia, y feliz porque había apostado en el juego de la vida todas sus cualidades.

Benigno me acercó también a las palabras escondidas. Son las que malempleamos a veces, banalizándolas, pero poseen una enorme carga de esencialidad y contienen en sí mismas al hombre. Una de estas palabras preñadas de ser humano es Verdad. Benigno empleaba este vocablo con su profundidad original. Me impresionó mucho escucharle decir: tú vas con la verdad, tú te conoces a ti mismo bien, y te procuras lo que te conviene.  Porque la verdad es lo que nos conviene.

Cuando Benigno decía esto yo imaginaba cómo supo él mismo encontrar su verdad, caminando despacio hacia sí mismo, sin complacencias, tomándose su tiempo. En un maestro rural había un filósofo – y un hombre justo-  que intentaba vivir en la verdad sin el ruido ni la furia de tantos intelectuales con pretensiones. Así decía: Conocerse bien a uno mismo es la base de la felicidad para todos los seres humanos pero es absolutamente fundamental para un maestro.

Encontré también las palabras últimas, como adiós. Benigno decidió jubilarse el día en que, a pesar de intentarlo mil veces, comprendió que no encontraba la llave para acceder a un único alumno y no conectaba con él. Llegó a preguntarse si servía para la docencia y recordaba con mucho dolor su “insomnio de maestro”: No sé qué tiene esta profesión que la dificultad con un solo alumno te marca profundamente y la vives como un fracaso total aunque hayas tenido a cientos a los que has ayudado. Con un solo problema, ya no duermes.

Todos los profesores sabemos que este insomnio es frecuente y cierto. En la docencia se implican el cuerpo y el alma, hacen falta voz y  creatividad, manos e ideas. Por eso cuando el docente sufre, lo hace en cuerpo y alma también.

Parece una exageración que Benigno, después de treinta años de luz, llegara a preguntarse si servía para la docencia. Sin embargo, es una cuestión existencial y todos los profesores llegan a planteársela al menos una vez en la vida.  En “servir para esto” se esconde una tremenda exigencia ética que comparten solamente las profesiones en las cuales no servir supone dañar a personas. Comprendí aquella tarde, desde la profunda emoción, que Benigno siguiera dando vueltas a lo que pudo fallar en su relación con aquel único muchacho. Recordé las veces que yo no he encontrado la llave para acceder a alguno de mis propios alumnos y no pude consolarle.

Por último, Benigno me acercó a  las palabras de amor, como gracias. Su balanza estaba rebosante del agradecimiento de cientos de personas. Contábamos con el respeto y el afecto de los alumnos, y eso era profundamente humano, me decía. Es hora de que los profesores vuelvan a escuchar de nuevo estas palabras.

Cuando cayó la tarde y tuve que despedirme, me quedaba claro que debemos conservar vivas la mirada que personifica, la certeza del valor de la profesión docente y por supuesto las palabras.

Una buena profesora, un buen profesor son como árboles inmensos, y el hueco que dejan cuando deciden marcharse es imposible de llenar. Este curso se han jubilado muchos. A todos ellos, gracias.