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Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA REFORMA





El Ministerio de Educación ha presentado al Consejo de Ministros un documento sobre la reforma que, en contradicción con lo expuesto en su preámbulo, no ha sido debatido con la comunidad educativa.   

Lo curioso es que la reforma es necesaria, pero no puede ser la que ahora le toca a este Gobierno, una reforma de paso en espera de lo que pueda suceder mañana.  Si se proponen cambios en el modelo y estructura del sistema educativo, en las condiciones laborales del profesorado y en la organización de los centros, hay que partir de un acuerdo de mínimos que implique a la comunidad educativa, agentes sociales y administración. 

Los recortes sin tregua hacen imprescindible además una memoria económica con financiación suficiente para garantizar la viabilidad de los objetivos de calidad que propone este anteproyecto. Es incongruente que se hable de atención más individualizada, de otorgar importancia a la expresión oral en la clase de inglés o de favorecer el uso de las TIC mientras se recortan plantillas de profesores y se aumenta el número de alumnos por aula.   La calidad es incompatible con las últimas medidas de recortes adoptadas por el Gobierno y las comunidades autónomas.

En cuanto a los aspectos concretos de la reforma, en una primera valoración es necesario señalar:

La vertebración del sistema educativo. Garantizar las enseñanzas comunes en todo el Estado es hoy casi una cuestión de supervivencia. El anteproyecto aumenta sustancialmente los porcentajes destinados a las materias comunes, pero con los porcentajes de la ley actual había ya suficiente garantía de vertebración si se cumplieran. Además de los contenidos curriculares, la vertebración debe abarcar también a la política del profesorado: el carácter estatal de los cuerpos docentes, la formación inicial de los futuros profesores, el acceso a la docencia, la oferta de empleo público... No podemos seguir aumentando las diferencias entre las comunidades autónomas, como no debemos ahondar en las diferencias entre la red pública y la privada. 

En cuanto a la estructura del sistema educativo, Todos sabemos de la necesidad de flexibilizar la estructura de la enseñanza secundaria y de otorgar mayor importancia a la formación  profesional.
El anteproyecto modifica la estructura de la enseñanza secundaria al convertir 4º de ESO en un curso con dos opciones diferenciadas: enseñanzas académicas y profesionales, que  deberán ser completamente permeables y flexibles. Establecer una formación profesional básica que no conduzca a la consecución del graduado en ESO es abrir una vía muerta. Así no vamos a solucionar la falta de motivación que conduce al abandono escolar.  Por tanto debe garantizarse para todos aquellos que superen la formación profesional básica una vía inmediata de acceso a la consecución de la titulación mínima que les permita seguir progresando en el sistema educativo y no solamente a través de la vía de la formación profesional. Es imprescindible además abrir el mayor número de ciclos formativos, y profundizar más en las posibilidades de la FP dual.

Uno de los puntos novedosos de este anteproyecto es la presencia de evaluaciones obligatorias en diversos tramos del sistema educativo. El resultado de las evaluaciones debe considerarse un diagnóstico para intervenir en las necesidades del sistema educativo y estar asociado a las acciones de refuerzo o de modificación de las prácticas educativas que sean necesarias, puesto que debe seguir teniendo peso específico la evaluación continua.

El anteproyecto contiene un controvertido punto que modifica sustancialmente las condiciones laborales y de movilidad del profesorado: la reasignación de los efectivos docentesUna reforma educativa no puede suponer ni una remoción ni una reconversión encubierta de los puestos docentes, al igual que la profundización en las materias instrumentales no puede suponer de ninguna manera perjuicios para los profesores especialistas. La flexibilidad curricular puede permitir que se profundice en las materias instrumentales sin perjudicar a las plantillas de los centros ni reconvertir al ya muy castigado personal docente. 

Es imperativa la negociación.  No prosperará ninguna reforma que se haga de espaldas a los docentes y que contribuya a aumentar el sentimiento de indefensión del profesorado ante la pérdida actual de derechos laborales.

¿Es oportuna la reforma ahora, en mitad del temporal? ¿Se la creerán los profesores, sin los cuales no podrá llevarse a cabo? Hay demasiadas dudas, mucha ideologización en algunas propuestas, ausencia de compromisos contraídos en el programa electoral - como el bachillerato de tres años- poco consenso y ningún dinero.  

Qué pena aquella ocasión perdida del pacto por la educación.



jueves, 13 de septiembre de 2012

RESPETO


 
Hace unas semanas escuché decir a Víctor Ullate, el gran maestro de la danza, una frase que me impresionó: Hay tantas cosas que los españoles no respetamos de nosotros mismos que cómo vamos a respetar el Arte. Si añadimos otros conceptos como educación, ciudadanía, democracia o sociedad, podemos tener un diagnóstico estupendo de nuestro presente.

En España necesitamos recobrar el respeto que nos debemos a nosotros mismos. No se trata solamente de la autoestima personal y del cuidado de uno como ser ético, que por supuesto es tarea individual y cotidiana; se trata del respeto a nuestra condición de ciudadanos que aportan lo mejor de sí a una construcción más grande que todos pero hecha por todos. Si miramos bien, este asunto de la falta de respeto afecta a todos los ámbitos y funciona como una especie de carcoma que destruye la confianza, la solvencia, la credibilidad, y como sigamos así, hasta la esperanza.

En el terreno de la política hace falta respeto por el compromiso que se adquiere con un programa electoral. No es un corsé, desde luego, pero tampoco debe ser una sarta de mentiras sino un vínculo entre el gobernante y los electores que no se puede romper sin explicar por qué humilde y verazmente.

Pero también hace falta que quienes gestionan lo que es de todos respeten la tarea que desempeñan. Este verano, cuando escuchaba tantas declaraciones de políticos con muchos años en los cargos que reconocían no tener ni idea de que sucediera tal o cual cosa en su ámbito de gestión, pensaba en el respeto que ellos se deben a sí mismos. Pensaba también que eso es lo que siempre se ha llamado desidia.

En el terreno de lo social hace falta respeto por la libertad, por la insustituible democracia con sus reglas de juego, por la justicia y sus requisitos, por las personas individuales y sus derechos. Son tiempos en que nos estamos jugando mucho.

En el campo de la educación hace falta mucho más respeto. Sobre todo hace falta recibirlo. No puedo entender qué ganancia obtiene quien desacredita el trabajo docente, a quién le puede hacer gracia, en quién puede encontrar complicidad, si no es en personas que tampoco se respeten a sí mismas. Por supuesto, cuando la burla proviene de los responsables directos de la gestión educativa se roza el límite del esperpento. Quiero decir que lo roza el burlón, o la burlona, con esa falta de respeto por su propia responsabilidad.

Hace falta respeto por la relación educativa, que siempre es trascendente, y por sus actores: los alumnos, que nos miran y nos aprehenden; los profesores que en su inmensa mayoría se dejan la vida en el aula. Y si alguien lo duda le invito a leerse los proyectos presentados este año al Premio Acción Magistral de la FAD, que pueden convertir en fanático de la enseñanza pública al más escéptico. Hace falta respeto por las familias y por la relación de confianza que deben establecer con los profesores de sus hijos. Hay que respetar también al personal auxiliar y de apoyo en los centros, que realiza una tarea que no es intercambiable con la docencia puesto que actúa en un ámbito diferente.

Cada docente debe respeto a su profesionalidad, a la personalidad que le hace insustituible, a sus alumnos y a la sabiduría que transmite. Debe respeto también a su centro de destino, del que forma parte esencial porque cada docente es su centro como cada colegio o instituto es- sobre todas las cosas- su equipo docente. En este septiembre que comienza de una manera tan agria, este respeto propio podría combatir la desmoralización que ya nos parece inevitable.

Víctor Ullate me contó también que su compañía de danza participó en la ceremonia de clausura de la Expo 92 y que allí, a pesar de todos los problemas, se sentía parte de un país responsable, implicado y comprometido, que podía mostrarse ante los demás con orgullo. Es evidente que hemos perdido algo desde entonces, y a lo mejor se resume en una sola cosa: el respeto por nosotros mismos.
                                                                                                          Escrito para el periódico Escuela.