BIENVENIDOS

Bienvenidos a esta sala de profesores. Gracias por compartir conmigo las ganas de pensar sobre educación.



viernes, 21 de diciembre de 2012

ROMEO Y JULIETA EN NAVIDAD



Estamos ya en los días de Navidad de un año duro y agrio, en el que nos hemos sentido pesimistas y tristones, llenos de incertidumbre sobre el futuro. Un periodo en el que quienes debieran velar por la sociedad española la han defraudado, en todos los sentidos de esa triste palabra.
 
Pero ahora es Navidad.
 
De niña, mi abuelo me contó una vez que a las doce en punto de la noche de Nochebuena todas las guerras del mundo se paraban. Era una historia fabulosa, como las que contaba él pero me la creí y desde entonces estoy enamorada de este tiempo. Me gusta sobre todo porque permite volcarse en lo que de verdad es importante.
 
Ya está en imprenta la biografía de Víctor Ullate que he escrito este año. La edita La esfera de los libros. Ha sido una experiencia extraordinaria y por eso quiero felicitar desde el blog con un video de danza.
 
Aquí están Suzanne Farrell y Jorge Donn bailando Romeo y Julieta en la coreografía de Maurice Béjart con música de Berlioz. En esta producción, Víctor Ullate bailaba el tercer protagonista, Mercucio, el mejor amigo de Romeo. Son por tanto una música y una danza con las que he convivido todo este año y se han convertido en algo importante para mí.
 
Para acompañar el video, os anticipo un fragmento del libro "Víctor Ullate, la vida y la danza" el que se cuenta lo que sucedió cuando se estrenó esta coreografía en Lisboa en julio de1968:

El público portugués presencia Romeo y Julieta sumido en una enorme intensidad emocional. La sala y los artistas palpitan como un único ser gigantesco que enviara olas de energía de un lado a otro del foso. Mercucio consigue una ovación interminable. Romeo y Julieta danzan acunados por la emoción de todos. Y por fin, cuando los bailarines proclaman su mensaje universal Haz el amor y no la guerra, justo antes del final de la representación, la gente enloquece. El éxito es impresionante.
En el momento en que más arrecian los bravos y los aplausos, con toda la compañía en escena, Maurice Béjart, vestido de negro, se adelanta hasta el foso y con un ademán hace callar al público. Entonces dice solemnemente: 
- El senador Robert Kennedy ha sido asesinado hoy por la violencia del fascismo. Todos nosotros, los que estamos aquí esta noche, condenamos a las dictaduras, por eso les pido que guardemos dos minutos de silencio en honor de su memoria.
Al intenso silencio le sigue una explosión. Durante más de veinte minutos, aquellos siete mil portugueses gritan contra la dictadura de Oliveira Salazar, rompen los cristales del teatro, golpean las paredes y las butacas, y cantan a pleno pulmón sus himnos de libertad.

Não fiques pra’ tras ó companheiro! É de aço esta fúria que nos leva.[1]
- No te quedes atrás, compañero. Es de acero esta furia que nos lleva.
Víctor, en el escenario junto a Maurice Béjart, percibe la huella que este momento deja en su memoria.



[1] Canción “Jornada”, recogida en Salwa El Shawan, Voces de Portugal. Editorial Akal.

 




Que 2013 sea el año en que nos decidimos por fin a cuidar la democracia, la paz, la educación.
 
      FELIZ NAVIDAD PARA TODOS






martes, 18 de diciembre de 2012

LA MALETA




Esta maleta eres tú.
Como esta maleta, llevas ya muchas millas a la espalda. Tienes los cantos un poco ajados, las costuras algo ensanchadas, el cuero gastado ya por tantos roces y manchado por los churretes de unas cuantas lágrimas aunque todavía conserves mucho de tu lustre. Como ella, llevas en el lomo los recuerdos de tantos lugares en los que estuviste, de tantas aventuras que te pasaron, de tantas personas que fueron importantes para ti en algunos tramos de la vida pero cuyos lazos ha desanudado el tiempo con sus avatares. Como ella guardas memoria de aquellos a quienes quisiste y te quisieron, del bien que ofreciste, del que negaste, de tus palabras y tus silencios. Como ella, has creído muchas veces que ibas a donde querías sin darte cuenta de que, sencillamente, te llevaban.
 
Como esta maleta estás lleno de tesoros: fe, esperanza, amor, amigos, tal vez hijos, o alumnos, o al menos personas en quienes poner cuidado, aprendizajes y experiencia. Estás también lleno de proyectos que, como la ropa limpita y doblada, te muestran que aún te queda mucho por vivir y por estrenar. Y por supuesto, como todas las maletas, en una esquina interior llevas un hatillo de lo sucio, de lo gastado ya. Este hatillo pesa, pero parece como si no encontraras nunca el momento de deshacerte de ese lastre. Una vez más te lo has propuesto para este nuevo año. No te agobies. Ese lastre de la vida también eres tú.
Esta es una maleta sabia y hermosa. Cerca de ella se siente latir la vida porque ella ha visto muchas cosas y las sabe contar. Es recia y fuerte, está hecha para el viaje. En esta vieja maleta se puede confiar. Se puede confiar en ti.
 
Hay una cosa curiosa en esta maleta. Pertenece a un artista. En el caso concreto de la foto, al escultor italiano Alberto Giacometti. En tu caso, en el caso de tu maleta, a una energía vital y creadora mucho más grande. Alguien que también te lleva de la mano. Al menos eso es lo que yo creo.
 
Esta maleta eres tú. Y, ¿sabes una cosa, hermano? Esta maleta también soy yo.

Artículo escrito para la revista 21RS

jueves, 29 de noviembre de 2012

AUTORREGULACIÓN Y ESTATUTO DOCENTE


 
 
La Asociación Nacional de Profesores de Portugal, mayoritaria en el país vecino, está trabajando desde hace tiempo en una idea sobre la cual tal vez sea interesante reflexionar aquí también. Se trata de reivindicar una autorregulación profesional para la docencia.

Los profesores españoles y portugueses compartimos en estos momentos una situación de crisis en la cual no parece tener cabida nuestra identidad profesional. Desde que comenzaron los recortes, nos vemos a nosotros mismos, y somos vistos por la sociedad, como funcionarios, un concepto general en el que caben más de un centenar de especialidades. De esta manera se ignoran nuestras particularidades y se nos desprofesionaliza. La labor docente se diluye en el marco general de los ajustes del gasto público, y así se evita que los ciudadanos reflexionen sobre qué sucede en realidad cada vez que se echa a la calle a un maestro.

Cuando se habla de nuestro futuro y se plantean reformas educativas, se proyecta la tarea docente hacia un estándar técnico: a partir de ahora seremos optimizadores de resultados en los estudios internacionales, rentabilizadores del capital humano y no del capital de los humanos – los valores, el conocimiento y la cultura-. De manera artificial, los profesores nos separamos de la educación para centrarnos en la economía, que es simplemente una más de las actividades humanas para las cuales pone las bases la educación.

Por si faltaban ingredientes, nuestras escuelas están pasando a ser cementerios de reformas, como dicen los portugueses con humor algo macabro. La sucesión de leyes contradictorias trata al profesor como un mero objeto ejecutor, y no como un sujeto con responsabilidad que debe acompañar la biografía escolar de sus alumnos desde la coherencia.

En este contexto parece más necesario que nunca defender el estatus profesional del docente, la verdadera naturaleza de su trabajo, que es una combinación equilibrada de autonomía profesional y responsabilidad pública. Los docentes merecemos ese rasgo de confianza por unas cuantas razones. Entre otras:

Porque la autonomía en el ejercicio y la responsabilidad son consustanciales al desempeño de la docencia.

Porque el control burocratizado hasta el menor detalle que impone la administración educativa no está a la altura de la esencialidad, la dignidad y la trascendencia de la profesión docente.

Porque los problemas del sistema educativo que pueden achacarse a los profesores no están causados ni por la actitud ni por la aptitud de estos sino por el sistema de trabajo que se les ha impuesto desde los despachos, tan rígido, tan mediocre, con tan poco espacio para la imaginación, la creatividad, la belleza y todo el valor añadido que un profesor puede aportar a la dinámica de un aula.

Porque la vocación de servicio del profesorado es siempre, siempre, superior a su interés económico, puesto que es una profesión eminentemente social y ética.

Porque el sentimiento de desvalorización profesional hace sufrir a los docentes, los desmotiva y los desorienta. Y llenar las aulas de docentes a los que duele su tarea es un derroche que ningún país que se respete a sí mismo puede consentir.

Porque la tarea de los políticos no es decir si la educación es o no es económicamente rentable, sino facilitar que se puedan llevar a cabo las grandes ideas que surgen en las aulas. Por tanto deben dar un paso atrás, desregular, confiar en los docentes. Justo lo contrario de lo que hacen.

Porque son los propios responsables administrativos de la enseñanza quienes la desprecian y la minimizan, y los docentes, carentes de un estatuto propio que defina su identidad, no pueden hacer nada por evitarlo.

Porque cuando una profesión responde ante sí misma y sabe aplicarse un código deontológico gana en autoestima y en profesionalidad.

El futuro de la educación va unido indisolublemente al futuro de los profesores. Y mejorarlo requiere que los poderes públicos establezcan unas líneas maestras sencillas, un Estatuto que enmarque la profesión docente, que señale derechos y deberes, y vías de desarrollo profesional, pero dentro del cual los profesores puedan respirar, crear, crecer y por supuesto responder, ante la sociedad, de su compromiso con el servicio que prestan. Necesitamos y nos merecemos un Estatuto que preserve la identidad docente, es decir que enmarque el conjunto de valores comunes a la profesión, y no tanto que se dedique a los pormenores de una u otra especialidad. Un Estatuto profesional que nos abarque a todos, para que dejemos de establecernos como células aisladas – yo de Infantil, yo de Tecnología, yo de…- y nos sintamos miembros de una misma profesión: la docencia, nada menos. La profesión que, como dice Fernando Savater, personifica la civilización ante la sociedad.

Y para elaborar un Estatuto así hay que saber en primer lugar qué opinan los propios docentes sobre su identidad, sobre la ética de su profesión, sobre las exigencias que conlleva y sobre sus propias expectativas. En diez palabras y para terminar: el Estatuto Docente deberán elaborarlo los docentes, no los despachos.

lunes, 19 de noviembre de 2012

DÍA UNIVERSAL DE LA INFANCIA



Foto: Manos Unidas.



Mañana, 20 de noviembre, se conmemora el Día Universal de la Infancia en un mundo en el que millones de niños ven vulnerados sus derechos cada día.

  • 67 millones de niños y niñas no van a la escuela
  • Unos 200 millones de niños tienen que trabajar para sobrevivir
  • Más de cien millones de menores trabajan en régimen de semiesclavitud y son explotados y abusados por sus “dueños”
  • Unas 70.000 niñas de entre 15 y 19 años se ven forzadas a casarse a edades tempranas
  • Cada día mueren el mundo 19.000 niños por causas que se podrían evitar.




miércoles, 14 de noviembre de 2012

LA CRISIS


 

Nos ha tocado vivir en el capitalismo, menos mal, decían. No hay problemas ni malas perspectivas, decían. El capitalismo se caracteriza por sus crisis y siempre sale de ellas más fuerte. Las cosas sólo pueden ir a más y mejor. Es el momento del segundo coche, la segunda vivienda, el único hijo, para inundarle de todo. Eso decían. Nos lo creímos.

Pero esta crisis no es como las otras, no pasará sin más. Aún no conocemos sus dimensiones ni podemos prever sus repercusiones sobre la sociedad, la política, sobre las migraciones humanas, el terrorismo… Algo grave está pasando. Si paras un momento quieto puedes oír cómo sopla en nuestros oídos el viento de la historia.

Vivimos en un sistema irracional. Nosotros, la gente de a pie, lo intuimos ya cuando empezamos a ver hace algunos años la sangría humana desbordándose en pateras hacia el mar.

Nos dijeron que la globalización era la solución a todos los problemas pero era, sencillamente, la cara más descarnada del capitalismo. Ha servido para ahondar en la circulación del dinero y no del trabajo, en la superioridad del mercado sobre los Estados, en la suplantación del interés social por el beneficio económico, en la privatización de los servicios públicos... Bueno, y qué le importa eso a quien vive de ella. Todavía me retumban en los oídos las declaraciones de ese empresario que, después de dejar tiradas a miles de personas sin un viaje que habían pagado, afirmó que él nunca hubiera comprado billetes de su propia compañía aérea. Y no ha pasó nada.

La globalización jugó con nosotros. Consiguió ahondar las diferencias económicas entre los pueblos y convertirnos en hiperconsumidores a todos, incluyendo a los excluidos del consumo. Cuando uno, desde su aldea, puede comparar su modo de vida con el que muestran los medios de comunicación, la pobreza deja de ser una condición humana que superar para convertirse en una humillación profunda por la que clamar venganza. En ese nido nace la violencia.

Los que vivimos al otro lado, hemos consumido sin parar, indiferentes a lo que hacíamos con la Tierra, con la infancia, con la gente joven. Hoy describimos nuestro mundo como el imperio de la comunicación, pero escondemos su cara oculta: la homogeneidad cultural, la prevalencia de lo económico sobre las ideas y los sentimientos.

El mundo tiene que cambiar. Porque lo quiere cada uno de nosotros, no porque lo diga el G7 o el G20. Por desgracia, la crisis de la economía viene acompañada de una gravísima crisis de confianza en los políticos. ¿Por qué? Porque la política se ha convertido en un club privado donde se juega con los papeles asignados, y a nadie se le ocurre ya idear proyectos. Toda la historia de la democracia occidental se ha basado en un“pacto social” no escrito que permitía a los más ricos seguirlo siendo, siempre que contribuyeran con su riqueza al funcionamiento de la sociedad. El pacto se ha roto cuando la política ha permitido que los ricos no paguen impuestos ni tengan responsabilidades. La amenaza del futuro es el totalitarismo que sigue a la desaparición de las clases medias, el caos, la violencia del terrorismo fanático y la despersonalización del consumo de drogas, donde miles de seres humanos quieren encontrar un remedio para la angustia.

¿Quién da cuenta por tantos derroches e insensateces? Una decisión política, un voto, no es una carta blanca. Todo lo que es legal no es por eso mismo siempre válido ni bueno. Progreso no implica repunte económico solamente; más solidaridad, mejor comunicación, más participación política, es progreso también.

Pienso como Hannah Arendt: El poder sólo es realidad donde las palabras no están vacías y los hechos no son brutales, donde las palabras no se usan para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades.

El año pasado pensaba que nuestra voluntad es el viento de la historia, y nos engañaba quien nos hizo creer que somos la veleta. Ahora ya no estoy tan segura.

 


lunes, 12 de noviembre de 2012

VANIDAD DE VANIDADES





Los españoles estamos siempre atascados en la pequeña vanidad de lo excluyente. Cada día nos acompañan los mismos mensajes: o conmigo o contra mí;  a mi manera o a la tuya; hago lo que me da la gana. La última moda es: si no vienes bajo mis siglas, estás a favor de los recortes. Dos mil quinientos años de lógica para esto. En fin. Parece que no somos capaces de conjugar la primera persona del plural en los verbos, y por eso en muchas cosas importantes actuamos como un país griposo y corto de vista. No vemos a los demás y nos ponemos unos a otros en cuarentena.

Esta vanidad de lo excluyente impregna a la educación. Lamentablemente, el anteproyecto de la LOMCE, al menos en el último texto conocido por la comunidad educativa, posee una buena dosis.

Se ha presentado como una gran reforma cuando es una modificación de desigual calado en determinados artículos de la Ley Orgánica de Educación vigente. En la mayoría de las ocasiones, los cambios sirven para empeorarla, algo meritorio por lo difícil. Ni es la reforma sustancial que se proclama, ni contiene medidas efectivas contra el fracaso y abandono escolar.

Se presenta como una gran oportunidad para todo el alumnado pero no comprende el sentido de la enseñanza pública. Responde a algunas necesidades del sistema educativo, pero no tendrá calado si no considera a la educación como un todo, cuyos protagonistas deben ser el profesorado, los alumnos y las familias, nunca los administradores ni los ideólogos.

El anteproyecto es vanidoso porque ignora la realidad. Insiste en que no se necesita dinero para la calidad e ignora los recortes que sufre el sistema educativo. Por eso propone medidas de atención al alumnado que, de llevarse a cabo, implicarán necesariamente el aumento de efectivos docentes y de financiación, y la disminución de las ratios. La calidad se paga, como sin duda ya saben los redactores de un texto impregnado de economicismo pero sin memoria económica.

Y es que el marco teórico de la reforma es una visión economicista de la educación, basada en la competitividad como factor de calidad, con exceso de pragmatismo y falta de personalismo, que considera a los resultados como indicador único, como si se hablara de un balance de ventas, sin tener en cuenta el progreso personal del alumnado aunque se mencione en varios artículos.

El anteproyecto es vanidoso porque presume de viajero. El propio Ministerio ha reconocido que muchas propuestas están tomadas de sistemas educativos europeos. Es un reconocimiento implícito de que se ha elaborado a base de ideas aisladas y no se ha mirado, sin embargo, qué funciona bien aquí y por qué. Sin embargo, para mejorar el sistema educativo español es mucho más útil una buena experiencia en Logroño que en Helsinki.

Además prolonga la desconfianza política en el profesorado. Ni siquiera contempla que las evaluaciones sean realizadas por docentes. Modifica una vez más las condiciones laborales e ignora importantes especialidades docentes cuyos profesores ven mermado su horario lectivo y el peso de sus materias.

Como reproduce iniciativas de países que no cuentan con una red de enseñanza pública, dota a los directores de los centros de atribuciones que sobrepasan las requeridas para mejorar la oferta educativa de sus centros. El director se convierte en un gestor de personal con un sesgo empresarial. Si es cierta la próxima presentación de un borrador de Estatuto Docente, estas cuestiones profesionales deben tratarse allí. La política del profesorado debe ser paralela y simultánea con la reforma, no posterior a ella.

La Lomce debe negociarse en los foros legítimamente constituidos como representación del profesorado. Debe contarse también con la voz de profesores expertos, reconocidos por todos, que los hay. El Ministerio no puede considerar como únicos interlocutores a los ciudadanos que hacen llegar sus propuestas por medios electrónicos. Eso es participación ciudadana pero no es diálogo ni negociación.

Contra nuestra innata vanidad, deberíamos encontrar paciencia para elaborar una ley serena, con vocación de futuro y de perdurabilidad, que escuche las propuestas de la comunidad educativa, que no se elabore una vez más de espaldas al profesorado.

Contra la vanidad de despreciar todo lo de aquí, podíamos dar juego a descubrir lo que funciona y por qué, en Castilla y León, en Navarra, en La Rioja, en Galicia… Medidas que favorecen el éxito de los alumnos sin vías muertas, sin caminos de no retorno, con flexibilidad verdadera.

Contra la vanidad de despreciar la enseñanza pública, hace falta una apuesta por lo que sirve para todos y garantiza la igualdad de oportunidades, por lo que construye sociedad. Y la enseñanza pública no puede gestionarse con criterios empresariales sino, inevitablemente, con criterios sociales.

Contra la vanidad de creer que a menos dinero, más calidad, merecemos una dotación económica sin crisis pero con sentido común. La premisa de que el número de profesores y la financiación de programas educativos no influye en los resultados es falsa por principio, y sin embargo sustenta el anteproyecto.

Contra la vanidad de creer que uno lo hace todo bien, hace falta un documento sin contradicciones palpables, holístico, sabio en vez de atolondrado. Una verdadera reforma del sistema educativo y no la ley que ahora toca.

Porque mientras sigamos actuando como hasta ahora, las reformas se sucederán ante la indiferencia de la comunidad educativa. Y este anteproyecto de la Lomce se verá superado por los de la Domce y la Tremce, como dice brillantemente un profesor cacereño al que desde aquí agradezco el juego de palabras.

lunes, 15 de octubre de 2012

LA OPORTUNIDAD DE VER "JALEOS"

Más o menos en torno a las Navidades, Víctor Ullate publicará sus Memorias. He tenido el honor de escribirlas yo. Ha sido una aventura extraordinaria en la que él ha sido completamente sincero con su vida y su obra y yo he tenido la oportunidad de asomarme a la vida de un artista.
Ahora estrena esta nueva producción. Os la recomiendo por ver JALEOS. Es una obra maestra de la danza del siglo XX, emblemática de Ullate, que nadie debería perderse. 
Tiene como veis funciones matinales, estupendas para aficionar a los niños al teatro y la danza. Tiene también horario de funciones vespertinas normales. Está en los Teatros del Canal.
Seguiremos hablando de Víctor Ullate...

miércoles, 10 de octubre de 2012

INPUT Y OUTPUT






Con la tradicional intensidad de cada comienzo de curso, acaban de llegar un anteproyecto de nueva reforma educativa - aprobado ya por el Consejo de Ministros - y el informe Panorama de la Educación OCDE. Por cierto que este informe ha venido, como cada otoño, lleno de hojas amarillas, es decir subrayadas con rotulador para que resalte lo que ahora interesa encontrar en él.

Y con la tradicional expectación de cada comienzo de curso, los docentes han encontrado en sus centros muchos recortes, menos compañeros de trabajo, más alumnos a los que atender y una cierta indiferencia ante el anteproyecto de la reforma educativa y el informe Panorama de la Educación OCDE.

La reforma ha conseguido muchos titulares de prensa pero no se ha comentado mucho. Y desde luego no se ha debatido nada, en contra de lo que proclama su preámbulo. En el anteproyecto hay ideas buenas, que están funcionando en los países de nuestro entorno y merecen probarse aquí. Pero hay también muchas incongruencias y bastantes errores que aumentan la inseguridad de los docentes ante la pérdida de sus derechos y deberán negociarse. Evidentemente, estamos ante el inicio de un proceso que aún necesitará perfilarse. Pero también está claro que el Gobierno mantiene el esqueleto de la LOE y ha renunciado a importantes promesas de su programa electoral. Tal vez para este viaje hubieran sido suficientes aquellas alforjas llenas de propuestas para el malogrado Pacto de Estado por la Educación.

Sacar adelante esta Ley de Mejora de la Calidad de la Educación precisará de financiación suficiente en estos malos tiempos. Y también de mucho consenso y diálogo, especialmente con la enseñanza pública. Los legisladores deben comprender que los docentes de la enseñanza pública serán quienes pongan en pie sus reformas, y por eso es necesario escucharles. Nadie mejor que un profesor de Secundaria para responder, por ejemplo, a esta pregunta:
- ¿La nueva Formación Profesional Básica será motivadora para quienes se plantean abandonar los estudios?
La respuesta que yo he obtenido hasta ahora es obvia:
 - No, mientras sea una vía sin retorno.
Estas opiniones deben tener peso porque provienen de quienes realizan el trabajo de campo. Y es que un proyecto de reforma educativa, sobre todo, debe saber de educación. En este sentido me preocupa especialmente un párrafo del preámbulo:

El principal objetivo de esta reforma es mejorar la calidad educativa, partiendo de la premisa de que la calidad educativa debe medirse en función del "output" (resultados de los estudiantes) y no del "input" (niveles de inversión, número de profesores, número de centros, etc.). Para ello, todos y cada uno de los alumnos serán objeto de atención en una búsqueda de desarrollo del talento, que convierta a la educación en el principal instrumento de movilidad social, ayude a superar barreras económicas y sociales y genere aspiraciones y ambiciones realizables para todos.

Input y output son los términos económicos que describen la entrada y salida de datos en un proceso productivo. Y la educación no es un proceso productivo. En las escuelas no se produce nada, como no sea algún que otro milagro. Todo lo más, se descubre y se potencia. El verdadero output de la educación no son los resultados medibles, en sí mismos, sino el progreso del alumno entendido como el recorrido que hace desde su punto de partida. Por supuesto, alcanzar unos estándares determinados informa sobre la consecución de objetivos, y esto es necesario saberlo, pero en clase, cada día, los profesores encuentran alumnos que no alcanzan el resultado mínimo y han conseguido progresos increíbles. Y también los hay que consiguen los objetivos sin que lo reflejen los resultados. Por eso es tan necesario el dichoso input, si es que esa palabra tiene sentido en este contexto. Porque las plantillas completas, los profesores de apoyo, los programas de refuerzo, los desdobles en las materias básicas, las ratios de lujo – a ver, ¿por qué no?- son y seguirán siendo fundamentales. Como las becas para libros y comedores, las familias colaboradoras, los profesores motivados, bien preparados, tranquilos. Y una sociedad educativa, menos banal, menos agresiva. Todo input y nada más que input.

El propio anteproyecto lo reconoce, además, un par de párrafos después, cuando habla de la importancia del lenguaje oral en las clases de idiomas, de la atención individualizada o de profundizar en el uso de las TIC. ¿Entonces?

Más allá de cualquier medida concreta de esta reforma – y repito que las hay muy buenas- debe encender nuestras alarmas esta visión puramente economicista de la educación. Sobre todo porque resta sinceridad a esa segunda parte del párrafo, que busca para todos y cada uno de los alumnos una atención personal, y desea que sean capaces de superar sus barreras de origen y cumplir sus aspiraciones. Desde luego, si al final eso es el output, tiene que ver con muchas cosas más que con los estándares de resultados. 

Artículo escrito para la revista Escuela.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

LA REFORMA





El Ministerio de Educación ha presentado al Consejo de Ministros un documento sobre la reforma que, en contradicción con lo expuesto en su preámbulo, no ha sido debatido con la comunidad educativa.   

Lo curioso es que la reforma es necesaria, pero no puede ser la que ahora le toca a este Gobierno, una reforma de paso en espera de lo que pueda suceder mañana.  Si se proponen cambios en el modelo y estructura del sistema educativo, en las condiciones laborales del profesorado y en la organización de los centros, hay que partir de un acuerdo de mínimos que implique a la comunidad educativa, agentes sociales y administración. 

Los recortes sin tregua hacen imprescindible además una memoria económica con financiación suficiente para garantizar la viabilidad de los objetivos de calidad que propone este anteproyecto. Es incongruente que se hable de atención más individualizada, de otorgar importancia a la expresión oral en la clase de inglés o de favorecer el uso de las TIC mientras se recortan plantillas de profesores y se aumenta el número de alumnos por aula.   La calidad es incompatible con las últimas medidas de recortes adoptadas por el Gobierno y las comunidades autónomas.

En cuanto a los aspectos concretos de la reforma, en una primera valoración es necesario señalar:

La vertebración del sistema educativo. Garantizar las enseñanzas comunes en todo el Estado es hoy casi una cuestión de supervivencia. El anteproyecto aumenta sustancialmente los porcentajes destinados a las materias comunes, pero con los porcentajes de la ley actual había ya suficiente garantía de vertebración si se cumplieran. Además de los contenidos curriculares, la vertebración debe abarcar también a la política del profesorado: el carácter estatal de los cuerpos docentes, la formación inicial de los futuros profesores, el acceso a la docencia, la oferta de empleo público... No podemos seguir aumentando las diferencias entre las comunidades autónomas, como no debemos ahondar en las diferencias entre la red pública y la privada. 

En cuanto a la estructura del sistema educativo, Todos sabemos de la necesidad de flexibilizar la estructura de la enseñanza secundaria y de otorgar mayor importancia a la formación  profesional.
El anteproyecto modifica la estructura de la enseñanza secundaria al convertir 4º de ESO en un curso con dos opciones diferenciadas: enseñanzas académicas y profesionales, que  deberán ser completamente permeables y flexibles. Establecer una formación profesional básica que no conduzca a la consecución del graduado en ESO es abrir una vía muerta. Así no vamos a solucionar la falta de motivación que conduce al abandono escolar.  Por tanto debe garantizarse para todos aquellos que superen la formación profesional básica una vía inmediata de acceso a la consecución de la titulación mínima que les permita seguir progresando en el sistema educativo y no solamente a través de la vía de la formación profesional. Es imprescindible además abrir el mayor número de ciclos formativos, y profundizar más en las posibilidades de la FP dual.

Uno de los puntos novedosos de este anteproyecto es la presencia de evaluaciones obligatorias en diversos tramos del sistema educativo. El resultado de las evaluaciones debe considerarse un diagnóstico para intervenir en las necesidades del sistema educativo y estar asociado a las acciones de refuerzo o de modificación de las prácticas educativas que sean necesarias, puesto que debe seguir teniendo peso específico la evaluación continua.

El anteproyecto contiene un controvertido punto que modifica sustancialmente las condiciones laborales y de movilidad del profesorado: la reasignación de los efectivos docentesUna reforma educativa no puede suponer ni una remoción ni una reconversión encubierta de los puestos docentes, al igual que la profundización en las materias instrumentales no puede suponer de ninguna manera perjuicios para los profesores especialistas. La flexibilidad curricular puede permitir que se profundice en las materias instrumentales sin perjudicar a las plantillas de los centros ni reconvertir al ya muy castigado personal docente. 

Es imperativa la negociación.  No prosperará ninguna reforma que se haga de espaldas a los docentes y que contribuya a aumentar el sentimiento de indefensión del profesorado ante la pérdida actual de derechos laborales.

¿Es oportuna la reforma ahora, en mitad del temporal? ¿Se la creerán los profesores, sin los cuales no podrá llevarse a cabo? Hay demasiadas dudas, mucha ideologización en algunas propuestas, ausencia de compromisos contraídos en el programa electoral - como el bachillerato de tres años- poco consenso y ningún dinero.  

Qué pena aquella ocasión perdida del pacto por la educación.



jueves, 13 de septiembre de 2012

RESPETO


 
Hace unas semanas escuché decir a Víctor Ullate, el gran maestro de la danza, una frase que me impresionó: Hay tantas cosas que los españoles no respetamos de nosotros mismos que cómo vamos a respetar el Arte. Si añadimos otros conceptos como educación, ciudadanía, democracia o sociedad, podemos tener un diagnóstico estupendo de nuestro presente.

En España necesitamos recobrar el respeto que nos debemos a nosotros mismos. No se trata solamente de la autoestima personal y del cuidado de uno como ser ético, que por supuesto es tarea individual y cotidiana; se trata del respeto a nuestra condición de ciudadanos que aportan lo mejor de sí a una construcción más grande que todos pero hecha por todos. Si miramos bien, este asunto de la falta de respeto afecta a todos los ámbitos y funciona como una especie de carcoma que destruye la confianza, la solvencia, la credibilidad, y como sigamos así, hasta la esperanza.

En el terreno de la política hace falta respeto por el compromiso que se adquiere con un programa electoral. No es un corsé, desde luego, pero tampoco debe ser una sarta de mentiras sino un vínculo entre el gobernante y los electores que no se puede romper sin explicar por qué humilde y verazmente.

Pero también hace falta que quienes gestionan lo que es de todos respeten la tarea que desempeñan. Este verano, cuando escuchaba tantas declaraciones de políticos con muchos años en los cargos que reconocían no tener ni idea de que sucediera tal o cual cosa en su ámbito de gestión, pensaba en el respeto que ellos se deben a sí mismos. Pensaba también que eso es lo que siempre se ha llamado desidia.

En el terreno de lo social hace falta respeto por la libertad, por la insustituible democracia con sus reglas de juego, por la justicia y sus requisitos, por las personas individuales y sus derechos. Son tiempos en que nos estamos jugando mucho.

En el campo de la educación hace falta mucho más respeto. Sobre todo hace falta recibirlo. No puedo entender qué ganancia obtiene quien desacredita el trabajo docente, a quién le puede hacer gracia, en quién puede encontrar complicidad, si no es en personas que tampoco se respeten a sí mismas. Por supuesto, cuando la burla proviene de los responsables directos de la gestión educativa se roza el límite del esperpento. Quiero decir que lo roza el burlón, o la burlona, con esa falta de respeto por su propia responsabilidad.

Hace falta respeto por la relación educativa, que siempre es trascendente, y por sus actores: los alumnos, que nos miran y nos aprehenden; los profesores que en su inmensa mayoría se dejan la vida en el aula. Y si alguien lo duda le invito a leerse los proyectos presentados este año al Premio Acción Magistral de la FAD, que pueden convertir en fanático de la enseñanza pública al más escéptico. Hace falta respeto por las familias y por la relación de confianza que deben establecer con los profesores de sus hijos. Hay que respetar también al personal auxiliar y de apoyo en los centros, que realiza una tarea que no es intercambiable con la docencia puesto que actúa en un ámbito diferente.

Cada docente debe respeto a su profesionalidad, a la personalidad que le hace insustituible, a sus alumnos y a la sabiduría que transmite. Debe respeto también a su centro de destino, del que forma parte esencial porque cada docente es su centro como cada colegio o instituto es- sobre todas las cosas- su equipo docente. En este septiembre que comienza de una manera tan agria, este respeto propio podría combatir la desmoralización que ya nos parece inevitable.

Víctor Ullate me contó también que su compañía de danza participó en la ceremonia de clausura de la Expo 92 y que allí, a pesar de todos los problemas, se sentía parte de un país responsable, implicado y comprometido, que podía mostrarse ante los demás con orgullo. Es evidente que hemos perdido algo desde entonces, y a lo mejor se resume en una sola cosa: el respeto por nosotros mismos.
                                                                                                          Escrito para el periódico Escuela.